El objetivismo y subjetivismo en la Arquitectura

El objetivismo es la tendencia a valorar lo que se considera objetivo, es decir, lo que realmente existe y es perceptible para todos: algo concreto, independientemente de la propia manera de pensar y sentir. En cambio, el subjetivismo está relacionado a las personas, a las diferentes percepciones basadas en los puntos de vista de los sujetos en relación a algo. Por ejemplo, en la ingeniería civil al hacer los cálculos para una estructura, estos tienen que ser precisos, debido a que si no sale exacto va en contra de la seguridad de la edificación. Asimismo, si en esa situación hubiese varios ingenieros, todos coincidirían con un número y no con diferentes porque podrían ser mejores, porque en el campo de las ciencias los resultados son precisos. A diferencia de un ingeniero civil, un artista al tallar en piedra una escultura, puede que la haya hecho pensando en su “dolor” al hacerla puntiaguda; sin embargo, otro escultor puede contemplar dicha obra y en vez de observar dolor, ve reflejada en ella pasión.

Y, la arquitectura, ¿es objetiva o subjetiva?  Como el profesor comentó en clase, la arquitectura no se encuentra ni entre las ciencias ni en el arte,  es decir, no es del todo objetiva ni del todo subjetiva. Es objetiva para las funciones que cumplirá la edificación, al basarse en parámetros, certezas, conocimientos, etc. Y la arquitectura es subjetiva en el diseño de la construcción al fundamentarse en recuerdos, experiencias, gustos, sentimientos, etc.,  para que en ella exista armonía entre los elementos constructivos. Por eso, es necesario buscar un equilibrio entre ambos aspectos según qué es lo que se quiere hacer, respecto a las necesidades que se busca cubrir en la edificación. Por ejemplo, a un arquitecto le encargan diseñar un restaurante que posea diferentes características ( cocina muy amplia, mínimo de servicios higiénicos, etc.) entre ellas una amplia terraza privada, y el arquitecto planeaba hacer el restaurante de una forma, pero tiene que priorizar que debe haber una terraza, y sobretodo ubicarla bien para que pueda ser privada, y se ve limitado al tener que hacerla detrás y no frente a la calle. También, tendría que fijarse en la dirección de los vientos para que a los comensales no les sea incómodo. Al analizar el caso anterior, el arquitecto limita el diseño debido a los parámetros establecidos (objetivo); sin embargo, puede lograr hacer el restaurante según su gusto al armonizar los espacios como el cliente lo pidió.

En síntesis, la arquitectura está sometida tanto a lo objetivo como a lo subjetivo. Siempre se van a encontrar ambas cualidades, debido a que la arquitectura no busca diseñar solo por diseñar, sino para cubrir las necesidades que se buscan en una edificación o urbanización, y proyectar en las obras “algo más” (lo subjetivo).